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jueves, 17 de septiembre de 2015

BBC: En la tierra del Chapo Guzmán, entre la admiración y el silencio (Video)

La estatua del expresidente Benito Juárez tiene la mano en alto, a la altura del pecho.

 
  
Y según cuenta el chiste local, está diciendo: “Hasta aquí crece la marihuana en Badiraguato”.
Cuna de los mayores narcotraficantes de México, de este municipio en el noroeste del estado de Sinaloa salió Joaquín “El Chapo” Guzmán.

A un mes de su fuga de la cárcel más segura del país, las autoridades de Estados Unidos creen que el líder del cartel de Sinaloa se encuentra escondido en algún punto de su intrincado paisaje montañoso.

En estas sierras se siembra marihuana y amapola desde hace más de 100 años, aquí nació el negocio de la droga en México y sigue siendo una de las principales zonas de producción.

Frente a la estatua de Juárez, Simona Villalba, de 37 años, atiende un pequeño restaurante.


“Para mí es lo máximo el Chapo, la verdad, es de aquí, de Badiraguato, de aquí han salido varios narcos relevantes… porque son bien hombres”, le dice a BBC Mundo mientras corta un tomate y pica una cebolla.

“Filántropos”

Corre por estas tierras el mito de la veta filantrópica de los capos, que realizan obras para la comunidad, pero nadie aquí puede decir con propiedad qué han hecho en concreto.

Su ayuda parece canalizarse a través de otras vías.

“Me alegra por la gente de arriba, la gente de la sierra es lo que siembran, amapola, marihuana. No hay trabajo fijo, y a falta de trabajo la gente se dedica a sembrar, ¿qué van a hacer?”, asegura Villalba.

En el patio de su vivienda hay un pequeño altar en honor a su padre fallecido a fines de julio.

Juan Manuel Villalba Beltrán, cuenta su hija Simona, fue durante algún tiempo cocinero del “Narco de narcos”, Rafael Caro Quintero, fundador del cartel de Guadalajara y hombre de Badiraguato.

Aquí el mundo del narco está omnipresente, y cada quien tiene alguna historia para contar.

Villalba conoció a la madre del Chapo cuando trabajaba para el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y debió entrevistarla para un censo: “Una señora amable, tiene muchas matas, una señora agradable. No le pregunté por el hijo, para qué me enredo, hice la encuesta nada más”.

El hijo de María Consuelo Loera Pérez podrá ser uno de los mayores narcotraficantes en el mundo y un hombre multimillonario, pero ella —una mujer de fe que fundó una iglesia— trabaja para alejar a la gente de las drogas.

Todavía vive en La Tuna, una pequeña y remota localidad de poco más de 100 habitantes a seis horas de viaje de la capital del estado, Culiacán.

Un pueblo cuyo más ilustre personaje rescató del olvido. Allí nació el Chapo hace 58 años, y aunque haya amasado una fortuna de miles de millones de dólares, su pueblo natal vive sumido en la pobreza.

El mismo día que BBC Mundo visitó Badiraguato, el programa gubernamental de inclusión social Prospera estaba en La Tuna repartiendo ayuda. 


“Está para los récords Guinness”

Quien también conoce a doña Consuelo es el alcalde de Badiraguato.

“Es una ciudadana más, como cualquier otra”, señala Mario Valenzuela, de 38 años.

A Valenzuela no le desagradan las cámaras y habla con soltura del narcotráfico.

“Creo que el Chapo no está por Badiraguato, va a volver algún día, todos volvemos al lugar de origen, tiene su familia acá, su casa, es naturaleza humana regresar”, le dice a BBC Mundo durante una entrevista en su oficina.

Si a Guzmán Loera lo están buscando por estos lares, el operativo no es visible.

Valenzuela asegura que desde su fuga el 11 de julio no ha recibido ni una sola llamada de autoridades federales o estatales.

A su municipio, explica, no le incide que el Chapo esté preso o prófugo pero reconoce que en la población hubo un sentimiento de tristeza cuando fue capturado el año pasado y que ahora en algunos sectores la figura del capo genera un “sentimiento de propiedad”.

“Es un mito porque es un personaje que pocos ven, sí existe”, apunta, “es un hombre en su negocio súper inteligente y súper famoso, está para los récords Guinness, pero no es un orgullo”.

De las palabras del alcalde se desprende respeto hacia el Chapo. Hace hincapié en que no arregla con violencia sus problemas con las autoridades y que los otros carteles “son mucho más violentos”.

Valenzuela asegura que el hombre que hizo famoso a su cartel por el uso de submarinos y túneles para traficar droga (y evadirse de las autoridades), no ha hecho obras en su tierra natal.

“El más chingón”

Pero para muchos en la plaza principal de Badiraguato, el Chapo es sinónimo de silencio.

La mera mención del capo incomoda. Miran hacia otro lado. O sueltan un “no lo he visto, no sé nada”. Y se marchan con una mirada desconfiada.

Se dice que cuando Guzmán escapó de la cárcel por primera vez en 2001 organizó una fiesta en un rancho de Badiraguato.

La noche del 11 de julio, cuando se supo de su segunda fuga, también hubo celebración en Culiacán.

“Un festejo íntimo”, aclara el periodista Javier Valdez, “esta ciudad se regodea del narco, hay sectores orgullosos que te hablan del narco como lo más chingón (lo mejor), del ídolo, del dios, del semidiós, hay mucho de eso”.
             
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