El joven se convertirá el sábado en el primer luchador por los derechos de la comunidad LGBT que se reunirá con un jefe de la Iglesia católica. El Vaticano lo invitó.
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Simón Cazal, a los 35 años es ateo, izquierdista y activista por los derechos civiles. Está saliendo del armario y ahora salta al primer plano mundial porque el próximo sábado, en el estadio León Condeu, de Asunción, será recibido por el papa Francisco. El paraguayo es el presidente de Somos Gay y será el primer dirigente de una entidad de la comunidad LGBT que hablará con un jefe de la Iglesia católica.
¿Cómo se les ocurrió a los gays de Paraguay pedir una entrevista con el Papa?
No. Es que no la hemos pedido nosotros, sino que ha sido la Iglesia la que nos ha invitado. Ha sido la propia Iglesia que nos ha enviado la invitación para participar en los encuentros del Papa en Paraguay.
¿Fueron sorprendidos por la invitación?
Totalmente sorprendidos. Tanto que hasta generó un debate interno y conversaciones con otros organismos, con gente de LGBT para saber qué hacíamos.
¿Pensaron en no aceptar la invitación?
Personalmente, no. Pero sí, hay gente que sugirió no ir, que cree que vamos a ser usados o vapuleados. Es que somos muy discriminados en Paraguay. Nos cuesta mucho encarar el día el día a veces, debido a la discriminación.
¿Sabías que el Papa rechazó la ley de matrimonio igualitario cuando era arzobispo de Buenos Aires?
Sí, pero después, una vez Papa, fue él mismo quien dijo: “Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. Lo dijo en el Vaticano. Además, creo que uno debe estar abierto al diálogo, a la construcción siempre.
¿Cómo llegó la invitación?
Llegó una carta, que destaca la importancia de una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, nos trata con respeto y nos invita, firmada por el jefe de la Misión aquí, en Paraguay.
¿Qué asuntos les gustaría abordar con el Papa?
Vamos a llevar los temas de la agenda más urgentes. Básicamente le vamos a pedir que intervenga en la esfera local, que exhorte a los máximos regentes de la política y la Iglesia católica de aquí a que dejen de discriminarnos.
¿Es muy fuerte la discriminación en el ámbito laboral hacia los gays en Paraguay?
Sí, es fuerte. Pero la mayor discriminación se da en el discurso público que obviamente está influenciado por la Iglesia, ya que aquí la Iglesia católica es muy fuerte, a pesar de ser un país laico, de acuerdo a la Constitución. La discriminación se da en lo laboral, en lo público, y en lo privado.
¿Existe actualmente alguna legislación contra la discriminación?
No. Aunque parezca prehistórico, no hay una ley contra la discriminación hacia los gays en Paraguay. Es el único país de toda la región que no la tiene. Estamos luchando por una ley así hace décadas, pero no la aprueban precisamente por influencia de la Iglesia. No es que la Iglesia se oponga a la ley, es que los políticos usan argumentos religiosos para oponerse a la sanción de la ley. Entonces, vamos a pedirle al Papa que interceda ante ello.
Es un gesto histórico el que Papa vaya a reunirse con gays, más con gays militantes. Quizás el solo hecho de la reunión ya sea un mensaje contundente hacia esos sectores...
Ya la invitación es una señal histórica que no debemos dejar pasar. Hay obispos locales que son muy conservadores, no acompañan la visión del Papa en estos temas. Para el país es muy importante y ayudará a actualizar la visión de la Iglesia paraguaya en varios temas. Entre los temas más graves, como la pobreza, desigualdad, que se haya elegido a la comunidad LGBT es relevante e histórico. No tenemos expectativa de que cambie la posición de la Iglesia, pero sí esperamos que la gente cambie la forma de vernos.
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