Las Fuerzas Armadas estadounidenses reconocieron por primera vez la muerte de civiles en los bombardeos que dirige en Irak y Siria, al admitir que dos niños murieron en un ataque en noviembre de 2014 cerca de Harem, en Siria, contra el grupo extremista Khorasan.
"Lamentamos esas muertes no intencionales", señaló en un comunicado el general estadounidense James Terry, jefe del CJTF, comando que dirige los ataques aéreos de la coalición en esos dos países.
La investigación estadounidense concluye que "los ataques aéreos dirigidos contra las instalaciones del grupo Khorasan cerca de la ciudad de Harem provocaron probablemente la muerte de dos niños no combatientes", subrayó el comunicado.
Antes del ataque, las fuerzas estadounidenses habían hecho "una rigurosa evaluación" de las infraestructuras a las que se apuntaba, y concluyó que el grupo las utilizaba "únicamente con fines militares", añade la nota.
En esta evaluación, "no había indicación alguna de que dentro estaban niños", agrega. El ataque provocó también "heridas ligeras" a dos "adultos no combatientes" que vivían cerca, según la misma fuente.
El ataque fue conducido siguiendo las reglas de las fuerzas armadas de Estados Unidos y los principios internacionales sobre conflictos armados, incluyendo "la necesidad militar", "la humanidad" y "la proporcionalidad", afirma también el comunicado.
Es la primera vez que las Fuerzas Armadas estadounidenses admiten haber causado víctimas civiles en los bombardeos que lleva a cabo en Siria e Irak contra la agrupación Estado Islámico y otros grupos extremistas.